Dos generaciones, una oportunidad

Bill-McDermott_sap-itusersPor: Bill McDermott, co-CEO de la compañía de software empresarial SAP

Lima, Perú, 22 de enero del 2014.— Christina Marule tiene una tienda spaza —el equivalente a la tienda de la esquina en la zona rural de Sudáfrica—. Hace cinco años se vio obligada a sacar a su hijo del colegio mientras ella viajaba al mercado más cercano, situado a medio día de viaje de su tienda, para comprar productos que vender en su establecimiento. Hoy gestiona el inventario a través de un mensaje de texto desde un dispositivo móvil y su hijo ha vuelto al colegio.

La suya es una historia de determinación personal, pero también de progreso real.

Alimentada por la innovación y la ambición de una nueva generación, historias como esta están transformando los modelos de negocio y las cadenas de valor. Para los futuros líderes mundiales, el comportamiento sostenible es tanto educar al hijo de Christina como proteger el suministro de agua potable. De los líderes de hoy en día depende unir ambas cuestiones.

En un reciente estudio, el 84% de los jóvenes de la generación del milenio —la nacida entre 1980 y 1993— señalaban que a la hora de encontrar un trabajo les preocupaba más que la empresa marcara la diferencia que el reconocimiento. Estos jóvenes profesionales son los mismos consumidores que se preocupan más por la finalidad que por el empaquetado o el precio de un producto. Se muestran preocupados, impacientes y creativos por las oportunidades con las que marcar la diferencia.

Sus condiciones están claras: o adoptas modelos de negocio innovadores que ayuden a hacer que el mundo funcione mejor y mejoren la vida de las personas o te dejarán atrás los que sí lo hagan.

Durante el reciente encuentro anual de la Clinton Global Initiative, tuve la oportunidad de hablar con distinguidas personalidades sobre la crisis mundial de recursos. Las estadísticas están fuera de toda duda.

Naciones Unidas advierte de que hoy hay 870 millones de personas desnutridas en todo el mundo. Más del 10% de la población mundial no tiene acceso a agua potable y más de 2.000 millones de personas carecen de servicios de saneamiento adecuado. Mientras tratamos estos desafíos, la población mundial pasará de 7.000 a más de 9.000 millones de personas en 2050.

A pesar de estas y de otras cifras contundentes, muchas organizaciones todavía creen que la sostenibilidad es poco más que un apéndice en las memorias anuales de sus compañías.

La realidad es que las prácticas de sostenibilidad son la base de los modelos de negocio que ganarán, crecerán y se ampliarán.

Pensemos en lo que está ocurriendo en la industria automovilística con los vehículos conectados. Los principales fabricantes entienden que el interés de los consumidores ha cambiado de lo sexy a lo inteligente. A la Generación del Milenio no le preocupa si el vehículo puede pasar de 0 a cien en cinco segundos, sino si pueden asumir el gasto en combustible y si pueden dañar el planeta. La movilidad interconectada es la nueva propuesta de valor, que ofrece a los jóvenes conductores en un solo producto eficiencia en el consumo de combustible, información en tiempo real, redes sociales y el seguro prorrateado. Para lograr todo esto es necesaria la colaboración entre industrias y la co-innovación para responder de forma responsable a las demandas de los clientes.

Estas consideraciones también se pueden aplicar a los procesos de negocio.

Danone, el mayor fabricante mundial de yogur, tiene más de 100 mil empleados en cinco continentes. La compañía utiliza emisiones de carbono como indicador de la ineficiencia de su cadena de suministro. Gracias al uso de tecnología avanzada pueden capturar y analizar automáticamente los datos de las emisiones en los distintos procesos de fabricación.  Cuando ahorran energía mejoran los resultados de negocio y logran una mayor fidelidad a la marca entre los consumidores que se guían por los fines.

Resulta que salvar el mundo es una estrategia de negocio ganadora.

Andrew Liveris, Presidente y CEO de Dow Chemical Company, dice que las compañías más grandes del mundo tienen la responsabilidad de liderar esta transformación. Tiene toda la razón y ha incorporado a Dow un modelo que es caso de estudio con altos estándares en toda su cadena de suministro global. Otras empresas entran a formar parte de la Red de Negocio Ariba —una cadena de suministro virtual que rastrea el cumplimiento de medidas y mide el rendimiento de las empresas de todo el mundo—.

En SAP apostamos fuertemente por el poder de la transparencia en los datos. Hoy, cualquier empleado puede monitorizar el rendimiento de la compañía en emisiones de carbono, el número de mujeres que ocupan puestos directivos o los viajes de negocios. Evitar coger un avión cuando una videoconferencia puede servir de igual manera marca la diferencia. De esta forma, todos los empleados pueden aportar su granito de arena para reducir las emisiones.

Estas medidas residen en el núcleo de la capacidad para transformar la compañía. Esa es la razón por la que cuando se informa del rendimiento anual, se integran los datos relativos a sostenibilidad. Los accionistas aprecian y consideran que los empleados comprometidos y el beneficio operativo están unidos de forma inherente (por cada 1% de reducción en rotación de los empleados, SAP ahorra 62 millones de euros). Si se involucra a las personas en las decisiones que toman las compañías, el cambio será más significativo de lo que habíamos imaginado. Este es el sumun de la sostenibilidad.

El compromiso empieza y termina sirviendo a clientes como Christina Marule.

Siete de las diez economías que más rápido están creciendo en el mundo se encuentran en África. La tecnología móvil es fundamental para llegar a esos mercados emergentes. Una aplicación móvil era lo que Christina necesitaba para asegurar que su hijo recibiera una educación y para que ella misma se adentrase en la economía moderna.

Los estudios han mostrado que introducir 10 teléfonos móviles por cada 100 personas en el mundo en vías de desarrollo puede añadir entre medio y un punto porcentual a la tasa de crecimiento del PIB.

La historia de Christina se está repitiendo una y otra vez en África —y en Asia, Europa y América—. El hijo de Christina y millones como él crecerán en un mundo mejor y un día tendrán la oportunidad de hacer realidad sus sueños de ganadores.

Muchos de mis colegas de la generación del Baby Boom están desolados porque piensan que dejaremos a las jóvenes generaciones un mundo peor del que heredamos. ¿Saben qué les digo? Ellos no nos dejarán hacerlo. Han crecido teniendo a su disposición muchas más herramientas para invertir las tendencias. Movilidad, big data, redes sociales.

Inspirémonos en nuestros herederos e innovemos conjuntamente con nuestros jóvenes soñadores para crear una nueva era de crecimiento responsable que proteja el planeta y beneficie a todos.

Esa es la esencia de nuestra oportunidad.

Yo estoy volcado en ella.